E linor Smith, 9.929 metros. Al volar a 914 metros en 1931, la aviadora estadounidense Elinor Smith perdió la consciencia. Intentaba batir un récord cuando su avión empezó a caer en picado. Smith se despertó en el último minuto y logró aterrizar con seguridad. Diez días después se elevó incluso más alto y estableció un nuevo récord a 9.929 metros, siempre confiando en su reloj Longines. Tras convertirse a los 16 años en la piloto autorizada más joven del mundo, Smith batió a lo largo de su vida varios récords en solitario de resistencia, velocidad, altitud.
Amelia Earhart, 14 horas y 56 minutos
Eso tardó Amelia Earhart en volar en solitario sin paradas para cruzar el Atlántico en 1932, con un cronógrafo Longines en su muñeca. Gracias a su espíritu intrépido logró cruzar vientos gélidos y sobreponerse a problemas mecánicos, para convertirse en la primera mujer en conectar continentes. Antes de eso, en 1928 ya fue la primera mujer en cruzar el Atlántico como copiloto.
Howard Hughes, 3 días, 19 horas, 14 minutos
Longines cronometró el vuelo récord de Howard Hughes alrededor del mundo en 1938. El excéntrico estadounidense es famoso por sus dos pasiones: la aviación y el cine. Se trata del usuario más famoso del siderómetro de Longines, un aparato de a bordo que facilita los cálculos de posición, patentado por Longines. La tripulación de la nave de Howard Hughes confiaba en los cronómetros Longines establecidos a la hora media de Greenwich y en el tiempo sidéreo de Greenwich, y todos llevaban relojes Longines con segundero para la observación.
Paul Emile Victor, Hasta -40º C durante 49 días
En 1936, Paul-Emile Victor emprendió una travesía de siete semanas por la capa de hielo de Groenlandia. Incluso en las condiciones meteorológicas más duras, sus cronómetros Longines siguieron funcionando con precisión y le ayudaron a calcular la longitud. «Estos relojes supusieron la diferencia entre el fracaso y la victoria» declaró. Paul-Emile dedicó toda su vida a las expediciones polares.