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Iniciativa Perpetual Planet, Miranda Wang y un sueño hecho realidad

Publicado por Aster en Noticias    17 de septiembre de 2025   

La Laureada de los Premios Rolex Miranda Wang, con una bolsa de poliuretano termoplástico (TPU) en la fábrica asociada de Wenzhou, China. Wang y la cofundadora de Novoloop, Jeanny Yao, están dedicadas a liberar a nuestro planeta de la contaminación plástica. ©Rolex/Roman Meisenberg

E n las afueras de Surat, una vibrante ciudad en la costa oeste de la India, ha surgido una nueva planta industrial en tan solo seis meses. Allí, los desechos plásticos se descomponen en bloques químicos básicos que podrían transformar para siempre el reciclaje de plásticos. Este es el sueño, ahora convertido en realidad, de la Laureada de los Premios Rolex y emprendedora tecnológica Miranda Wang. Tras años de innovación y determinación, su empresa Novoloop ha demostrado, con una planta piloto, que su proceso de conversión de plásticos puede realizarse en un entorno industrial de forma continua, las 24 horas del día, los 7 días de la semana. En colaboración con un fabricante local de productos químicos, en 2024 la planta de la India logró alcanzar cien horas de operaciones ininterrumpidas, convirtiendo polietileno posconsumo en materiales de calidad virgen. Este hito fundamental abre el camino para la expansión comercial de sus sistemas y tiene ramificaciones globales en la relación de la humanidad con los residuos y el cambio climático. «Esta planta modelo, más pequeña, es esencialmente el modelo para fábricas a escala mundial», afirma Wang. «Ya no utilizarán combustibles fósiles para producir materiales valiosos, sino que consumirán residuos de manera continua y automatizada. En el futuro, podremos utilizar esta tecnología para poner fin al consumo de combustibles fósiles y hacer que la economía del plástico sea circular».

Miranda Wang (izquierda) y Jeanny Yao (derecha), sonrientes tras la extracción del primer lote de monómeros en la planta piloto de demostración. Tras años de trabajo, han inventado un proceso químico capaz de transformar plásticos desechados en materiales de alta calidad que podrían sustituir a los plásticos derivados de combustibles fósiles en todo el mundo. ©Rolex/Greg White

En su búsqueda de soluciones a la crisis del reciclaje, Novoloop se distingue por centrarse en una de las categorías de plásticos más difícil de reciclar: el polietileno. Uno de los mayores desafíos que enfrenta la industria del reciclaje es que el plástico reciclado mecánicamente es de menor calidad y tiene usos comerciales más limitados en comparación con el plástico producido a partir de combustibles fósiles. A nivel mundial, cada año se producen 400 millones de toneladas de plástico a partir de combustibles fósiles vírgenes, pero menos del 9 % del plástico se recicla. El resultado: océanos, suelos y atmósfera colmados de residuos, mientras que la extracción de petróleo y gas continúa. «Siempre odié la destrucción y el desperdicio», afirma Wang. «Mi familia me inculcó el amor por la belleza de la naturaleza y quiero protegerla». Wang fundó Novoloop junto con su socia y mejor amiga de toda la vida, Jeanny Yao. Wang y Yao crecieron en Canadá y se conocieron en el club de reciclaje de su escuela secundaria. En una visita a una planta de gestión de residuos, quedaron desoladas al comprobar cuán ineficiente era realmente el proceso de reciclaje. Desde entonces, trabajan juntas para crear una solución y se han mantenido firmes en su misión pese a los desafíos que enfrentan, como las fluctuaciones de la economía mundial, el confinamiento por el Covid y los cambios en sus vidas personales.

Miranda Wang, cofundadora de Novoloop, evalúa la planta piloto de demostración de la empresa en Surat, India. Esta planta, la primera de su tipo, convierte plásticos de bajo valor en materiales de alta calidad, un importante hito hacia una economía circular del plástico. ©Rolex/Greg White

En 2019, Wang y Yao lograron descomponer polietileno, un logro que le valió a Wang su primer Premio Rolex. Este voto de confianza y respaldo les permitió iterar y perfeccionar la técnica, y así avanzar en el camino hacia la ampliación del proceso y el desarrollo de materiales sostenibles y comercialmente competitivos derivados de residuos. Al asociarse con líderes industriales ya establecidos, Novoloop busca lograr el máximo impacto posible en el mundo real. Los componentes químicos básicos –denominados «monómeros»– que producen en la planta de demostración se envían a sus socios en China, entre los que se encuentra el líder mundial de la industria del poliuretano. Los monómeros se utilizan como materia prima para fabricar un producto intermedio, conocido como polioles, y materiales formulados, conocidos como poliuretano termoplástico (TPU), que luego pueden emplearse para fabricar productos comerciales de alta calidad, como zapatillas deportivas. Estas alianzas les permiten acelerar la comercialización y, por lo tanto, el impacto.

Jeanny Yao, cofundadora de Novoloop.

Con el apoyo de la iniciativa Perpetual Planet de Rolex y mediante la asociación con los principales fabricantes de productos químicos, lograron construir la planta en menos de seis meses, desde el diseño hasta la construcción y la puesta en marcha continua. Novoloop, que tiene una capacidad anual de 70 toneladas métricas, ha demostrado que su proceso es seguro y confiable al ampliarse a escala industrial, y ya ha producido toneladas de productos de alta pureza. Este proceso no solo permite transformar los residuos plásticos sino que además produce hasta un 91% menos de emisiones de carbono que los procesos convencionales manteniendo una calidad y un costo competitivos en comparación con los plásticos derivados de combustibles fósiles. Tal es su éxito que Novoloop ya tiene en marcha planes de ampliación de producción. Para 2030, proyectan convertir hasta 175000 toneladas de residuos plásticos, evitando la emisión de hasta 800000 toneladas de CO2 al año. Mirando aún más lejos, Wang cree que dentro de cien años la producción de materiales de la humanidad será completamente circular. Asegura que, por el bien del planeta y de las generaciones futuras, no existe otra alternativa. «Ahora tengo un hijo de un año, y cada día quiero construir un futuro mejor para él», afirma Wang. «Tenemos que creer que es posible. Es difícil, pero cuando veo a otras personas que trabajan sin descanso por un futuro mejor para nuestro planeta –muchas de ellas miembros de la familia Rolex, ya sean montañistas, conservacionistas o empresarios–, me siento esperanzada. El futuro está en nuestras manos».

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