L es Ateliers Louis Moinet reveló recientemente, en ocasión de SIAR México, una creación relojera única: Fuego Nuevo. Este guardatiempo evoca la fiesta del Fuego Nuevo, un ritual que marcaba el renacimiento del sol así como la renovación de los ciclos del tiempo, simbolizada por la Piedra del Sol, una de las obras más emblemáticas del arte azteca. Para Fuego Nuevo, los grabados de la Piedra del Sol han sido reinterpretados sobre un meteorito antiguo, reafirmando de manera particularmente fascinante la poderosa conexión entre las energías cósmicas y el paso del tiempo. «La historia de las civilizaciones antiguas siempre me ha cautivado, particularmente la cultura mesoamericana, por sus avanzados conocimientos astronómicos. EIlos percibían el Cosmos no solamente como un conjunto de estrellas, sino también como un símbolo poderoso de los ciclos y de renovación. Para encarnar esta visión sobre Fuego Nuevo, elegí como telón de fondo el meteorito Muonionalusta y el grabado láser para reproducir la obra azteca. En cuanto a la mecánica, el tourbillon volante se impuso naturalmente, ya que su movimiento perpetuo me recuerda al renacimiento del tiempo y el infinito». Jean-Marie Schaller, Owner and Creative Director
La Piedra del Sol es una obra monumental de la civilización azteca. Esculpida durante el reinado del emperador Axayacatl, fue creada para conmemorar la fiesta del Fuego Nuevo en 1479. Este ritual sagrado, celebrado al final de cada ciclo de 52 años, marcaba el renacimiento del sol y la perpetuación de los ciclos cósmicos que daban ritmo a la vida azteca. Este disco gigante de 3,6 metros de diametro, tallado en un bloque monolítico de lava basáltica de olivino y que pesa 24 toneladas, está en la actualidad expuesto en el Museo Nacional de Antropología de México, donde continúa fascinándonos.
Para rendir homenaje a la Piedra del Sol, la esfera Fuego Nuevo está grabada en el meteorito Muonionalusta, uno de los más antiguos descubiertos sobre la Tierra. Formado hace 4.500 millones de años, este meteorito revela las fascinantes figuras de Widmanstätten, los motivos geométricos naturales forjados por los millones de años de viaje en el espacio. Este tesoro cósmico ha sido transformado en una obra de arte gracias a las tecnologías modernas. El grabado láser, utilizando pulsos ultra-cortos del orden del femtosegundo, ha permitido trabajar el meteorito con la precisión necesaria para realizar la decoración. De hecho se necesitaron, en efecto, no menos de 9.800 líneas de esbozos para reproducir las numerosas referencias a la cosmogonía azteca. Luego para aportar profundidad y relieve, la esfera se despliega en tres niveles. En su base, un anillo de aventurina aporta contraste, envolviendo el conjunto de un aura misteriosa. Arriba, los discos de meteorito de un espesor de solamente 0,5 mm, presentan dos niveles de grabado de 0,2 mm y 0,1 mm, ofreciendo un relieve sutil pero llamativo para una esfera donde la historia, el arte y la tecnología se encuentran.
Equipado con el calibre LM135, diseñado y desarrollado por Louis Moinet en colaboración con Concepto, Fuego Nuevo integra un tourbillon volante con jaula descentrada a las seis horas, desafiando la gravedad de manera impresionante y cautivante. Su mecanismo de cuerda manual está equipado con un barrilete doble. Este sistema, llamado «volte-face», permite a los dos barriletes estar dispuestos en «tête-bêche», es decir al revés y descargarse simultáneamente, ofreciendo así una reserva de marcha de 96 horas. Esta obra de arte excepcional está delicadamente encuadrada por una caja en oro rosa de un diámetro de 40 mm con curvas fluidas y bien definidas. La cúpula en zafiro, verdadera proeza de alto tecnicismo, revela los fascinantes detalles del grabado de la Piedra del Sol. Las astas caladas, por su parte, realzan perfectamente le integración del brazalete.