E l pasado mes de abril, tuve el gran privilegio de poder estar presente en la gran semana relojera ginebrina. Pude ser testigo de todo lo que esta dinámica e innovadora industria relojera genera. Y no se trata solamente de Watches and Wonders Geneva en Palexpo, y todo lo que este impresionante Salón mueve, aunque debo confesar que hacía varios años que no participaba y quedé realmente admirada por la magnitud y la calidad del evento. Pero, como mencionaba inicialmente, todo lo que sucede en la semana de W&W, trasciende a la exposición en sí, ya que ésta logra motorizar todo el universo de la relojería a su alrededor: todos los profesionales de la industria quieren estar de alguna manera en la elegante ciudad junto al lago Leman. Muchas marcas, algunas de las cuales participaban antiguamente en Baselworld, se organizaron para mostrar sus novedades en los hoteles cercanos al lago.
Otro acontecimiento que tuvo lugar en simultáneo, y que no puedo dejar de mencionar, fue la exposición Time to Watches, en la HEAD–Genève (Escuela Superior de Arte y Diseño), donde unas cincuenta marcas independientes invitaron a descubrir sus piezas. Allí, tuve el enorme placer de conocer en persona a un revolucionario de la relojería, como es Vincent Calabrese, este maestro relojero fundador de la Academia Relojera de Creadores Independientes (AHCI). En fin, se trató de una semana imperdible para todos aquellos con algún tipo de vinculación con la relojería suiza, nadie del rubro se la quiso perder. Sentí, particularmente que ya no hay motivos para extrañar a Baselworld. Watches and Wonders suma cada vez más marcas, haciendo un lugar también para marcas más artesanales, y destacando siempre los «métiers des arts».
Otro punto relevante para señalar es la cantidad de jóvenes que concurren a Watches and Wonders y el interés que la relojería suiza está suscitando en las nuevas generaciones. Otro factor fundamental fueron los tres días de apertura al público en general, pudiéndose observar gran cantidad de asistentes de todas las edades. En las páginas de esta edición de ASTER podrán disfrutar de una variedad de algunas de las marcas que pudimos visitar del 9 al 14 de abril en Ginebra. Pasando al plano local, tenemos una gran noticia para los amantes de los relojes Longines: la apertura de la primera Boutique Longines en Avenida Alvear, en el elegante barrio de Recoleta en Buenos Aires.
Otra novedad muy positiva para nuestros lectores es que la marca Tudor ya se puede adquirir en Argentina. Aprovecho este espacio para hacer un agradecimiento especial a la empresa Tudor, por haberme dado la oportunidad de visitar la magnífica fábrica en Le Locle, donde se lleva a cabo una combinación única de tecnología de producción automatizada, con el conocimiento técnico de relojeros altamente calificados. Por último, tengo el agrado de contarles que, con arduo trabajo y dedicación, hemos llegado a la edición número 200 de nuestra querida revista Aster, un número realmente importante para nuestra historia, que nos llena de orgullo y nos provoca emoción y tantos otros sentimientos en torno al recuerdo siempre vívido de nuestros fundadores.